Diego Velazquez ó Domingo de Carrión-Estudios para Las Lanzas y Felipe II

DE 199
Estudios para Las Lanzas y Felipe II
Diego Velazquez ó Domingo de Carrión
Pluma y aguada parda
15,7 x 21,7 cm
Verjurado, puntizones verticales a 23,5 mm
Con el Nº 311, participó en la exposición en El Prado y en el Casón del buen retiro "Velazquez y lo Velazqueño", desde el 10 de Diciembre del año 1960 hasta el 23 de Febrero del 1961, con motivo del III centenario de la muerte del pintor. Catálogo de Enrique Lafuente Ferrari "El mensaje del arte velazqueño". Catálogo Nº185, Pág. 137
XVII

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 6 de junio de 1591 -Madrid, 6 de agosto de 1660). Conocido como Diego Velázquez, pertenece a la Escuela de Pintura Española del Siglo XVII. Diego Velazquez, pintor barroco, es uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.

En sus inicios, en Sevilla, desarrolló un dibujo de estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. Más tarde, en Madrid, fue nombrado pintor del rey Felipe IV y ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida.

Así, su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. Su presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura. Previamente había viajado a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo. Ambas fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas.

En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. Este dibujo es uno de los estudios previos a la realización de esa pintura. Pero en su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado, alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Así pertenece a ese período el Retrato del Papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia. Y también sus dos últimas obras maestras: Las meninas y Las hilanderas. Su catálogo consta de unas 120 o 130 obras.

Pero el reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, con la época de los pintores impresionistas franceses, para los que fue un referente. Así, Manet se sintió maravillado con su obra y le calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.

Bueno
Sra viuda de Berdejo, Madrid