Giovanni Francesco Barbieri (Guercino) – Robo y entierro de un inocente

DIT 175
Robo y entierro de un inocente
Giovanni Francesco Barbieri (Guercino)
Tinta ferrogálica sobre papel
14,2 x 20,6 cm
Verjurado, corondeles horizontales a 34 mm
Fragmento de filigrana no identificada. Anotaciones en reverso. Firma apócrifa abajo izquierda
1ª mitad siglo XVII

Giovan (Giovanni) Francesco Barbieri (Cento, 8 de febrero de 1591 — Bolonia, 9 de diciembre de 1666), más conocido con el apodo Guercino o Il Guercino, fue un pintor barroco italiano. Es un representante del periodo de transición del clasicismo romano-boloñés al barroco pleno. Padecía estrabismo, de ahí su sobrenombre (guercino es el diminutivo de guercio, bizco en italiano).

Guercino nació en Cento (provincia de Ferrara), una ciudad entre Ferrara y Bolonia, en la región de Emilia-Romaña, hijo de Andrea Barbieri y de Elena Ghisellini, una familia de condición humilde. Además de en su ciudad natal, vivió y pintó también en Roma y Bolonia. A la edad de 17 años se asoció con Benedetto Gennari «el Viejo», un pintor de la escuela boloñesa. En 1615 se trasladó a Bolonia, lo que le fue de gran provecho, pues le permitió estudiar las valiosas pinturas allí conservadas. Sus propias obras se ganaron los elogios de Ludovico Carracci, ya anciano. Pintó dos grandes lienzos, Elías alimentado por cuervos y Sansón detenido por los filisteos, de estilo muy caravaggista (aunque es poco probable que pudiera ver ningún Caravaggio). Estos óleos fueron pintados para el cardenal Jacopo Serra, el legado papal en Ferrara. Los pastores de Arcadia (Et in Arcadia ego) (Roma, Galleria Nazionale d’Arte Antica) fue pintado en 1618, a la vez que Marsias desollado por Apolo (Palazzo Pitti de Florencia). Como dijo a menudo, su estilo en estos años estaba fuertemente influido por los Carracci. Algunas de sus obras posteriores, en cambio, se asemejan más a las de su contemporáneo Guido Reni, quien llegó a acusarle de plagio. Son pinturas más claras y luminosas, de figuras dulzonas, lo que acarreó la crítica de los siglos posteriores. En vida, Guercino fue muy famoso, y hasta Cento fueron a verlo personajes muy destacados, entre ellos Velázquez, quien lo visitó en 1629, durante su primer viaje a Italia (1629-31). Guercino fue recomendado por el marqués Enzo Bentivoglio al papa, el boloñés Alessandro Ludovisi, Gregorio XV. Pasó dos años (1621-23) en Roma, donde pintaría muchas obras y fue retratado en un grabado por Ottavio Leoni. De este periodo son los frescos del Casino de la Villa Ludovisi (La Aurora, La Fama y La Noche), el techo de la Basílica de San Crisógono (1622) sobre San Crisógono en la Gloria, su retrato del papa Gregorio (actualmente en el Getty Center) y la que está considerada su obra maestra, El enterramiento de Santa Petronila, para el Vaticano (actualmente en los Museos Capitolinos). Cristo resucitado apareciéndose a su madre. Óleo sobre lienzo, 260 × 179 cm, c. 1629-1630. El francés Joseph Jérôme Le Français de Lalande dejó escrito en su Voyage d’un François en Italie, fait dans les années 1765 & 1766 que se trataba de «le plus fameux de tous les tableaux de Cento» (el más famoso de todos los cuadros de Cento).1​ Pinacoteca civica di Cento. A partir de 1628 se produce un cambio estilístico en la obra del Guercino, que los expertos han dado en llamar seconda maniera (segundo estilo). Ahora sus figuras tendrán un aspecto imponente, cercano a los ideales de perfección física que en el siglo anterior había buscado la escuela romanista fundada por Rafael. La orden franciscana de Reggio le pagó 300 ducados en 1655 por la obra San Lucas mostrando una pintura de la Virgen y su hijo (actualmente en el Museo Nelson-Atkins, en Kansas City). Los Corsini también le pagaron 300 ducados por la Flagelación de Cristo pintado en 1657. Destaca en Guercino su gran facilidad y rapidez para completar sus cuadros; realizó nada menos que 106 grandes obras de altar para iglesias, y 144 pinturas de otros temas y formatos. En 1626 empezó sus frescos en el Duomo de Piacenza. Guercino continuó pintando y enseñando hasta su muerte en 1666. Para cuando falleció había acumulado una fortuna considerable. Fue enterrado, por deseo suyo, junto a su hermano, Paolo Antonio, también pintor, en la Iglesia de San Salvador (Bolonia). Lápida de la tumba de los hermanos Barbieri. Su presencia en museos españoles es relevante. El Museo del Prado posee ocho pinturas, entre ellas Susana y los viejos, San Agustín meditando sobre la Trinidad, Magdalena penitente y San Pedro liberado por un ángel (que sería grabado por Ramón Bayeu), además de otros tantos dibujos. Destacan también en España Lot y sus hijas (Monasterio del Escorial) y Cristo y la samaritana (Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza).

restaurado
Colección del Carmen. Colección privada Hesse. «Ketterer», Múnich, 31.3.2007, n. 1033. Colección Gruis, Berlín.