Francisco Pacheco – Coronación de la Virgen por la Trinidad

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Coronación de la Virgen por la Trinidad
Francisco Pacheco
Pluma y aguada parda sobre papel verjurado ligeramente preparado
37,7 x 47,7 cm
Verjurado, puntizones verticales a 38 mm, sin filigrana
Magnífica obra inédita con los estilemas característicos de Francisco Pacheco en sus dibujos hasta ahora conocidos
XVI/XVII

Francisco Pacheco del Río (Sanlúcar de Barrameda, 1564 – Sevilla, 1644) pertenece a la  Escuela de Pintura Española de los Siglos XVI y XVII. Tratadista de arte, su dibujo es manierista, y es también conocido  como maestro y suegro de Velázquez.

Antes de 1580 se trasladó a Sevilla, donde su tío el licenciado Francisco Pacheco era canónigo de la Catedral. Bien relacionado con los ambientes cultos de la ciudad e interesado en cuestiones artísticas, encabezaba  una tertulia de cuyo mantenimiento iba a encargarse su sobrino a su muerte.

En Sevilla realizó su aprendizaje con el apenas conocido pintor sevillano Luis Fernández. Una vez terminada su formación se tituló como maestro pintor.  Sus buenas relaciones con el clero, la aristocracia y el poder municipal le proporcionaron una amplia clientela.

También participó activamente en la defensa de los derechos de su gremio contra los impuestos y otros gremios que ocupaban competencias propias de los pintores.  Participó en el túmulo levantado en Sevilla para la celebración de las honras fúnebres del rey Felipe II.

Con la entrada del siglo XVII, Pacheco se consolidó como el primer pintor de la ciudad de Sevilla, aunque se vería eclipsado por el pintor flamenco Juan de Roelas. Este pintor de origen flamenco permanecería en la ciudad entre los años 1604 y 1616.

En 1610 emprendió un viaje a Madrid realizando una visita a El Escorial y Toledo, donde trató con El Greco. En ese mismo año entró en su taller como aprendiz Diego Velázquez. En esta época, Pacheco acumuló cargos y títulos como el título gremial de «veedor del oficio de la pintura». Igualmente se le atribuyó el de  «veedor de pinturas sagradas» en 1618, por parte del Tribunal de la Inqusición.

Debido a su cultura humanista y teológica, reunió en torno suyo un círculo de poetas y eruditos. De esta manera creo una especie de academia neoplatónica. Eso le permitió el contacto con intelectuales prestigiosos de Sevilla como Pablo de Céspedes. Bajo el lema, Ut pictura poesis (la pintura es como la poesía) buscaban apoyos para ennoblecer el arte de la pintura.

El periodo de declive se inicia a partir de 1626 con el auge de Francisco de Zurbarán y Francisco Herrera el Viejo. Escribió un Libro de los Retratos, lleno de imágenes alusivas a las semblanzas biográficas de las principales celebridades artísticas y literarias. Los originales se conservan en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid y la Biblioteca del Palacio Real.

En los últimos años de su vida redactó un tratado artístico que tituló Arte de la Pintura, concluido en 1641 y publicado póstumamente en 1649. Dicho estudio constituye uno de los mejores tratados artísticos del barroco español. Falleció en 1644 siendo enterrado el 27 de noviembre en la iglesia de San Miguel.

 

Restaurado, con limpieza, reparación de rotura del papel, desadificación y reserva alcalina
Colección particular madrileña, Colección Del Carmen