Pierre-Auguste Renoir – Marina

DFL 134
Marina
Pierre-Auguste Renoir
Aguada gris sobre papel adherido a cartón
32 x 49 cm
Blanco contínuo
Firmado, a pesar de ser una firma rapidísima, es obvio que es de su mano por comparación con otras firmas indubitadas. Adjuntamos una imagen y una firma típicas de Renoir
XIX (1865?) Podría haberse pintado durante el viaje en barca que hizo junto a Sisley a través del Sena.

Pierre-Auguste Renoir  (Limoges, Alto Vienne; 25 de febrero de 1841-Cagnes-sur-Mer, Alpes Marítimos; 3 de diciembre de 1919). Su dibujo y pintura pertenece a la Escuela Francesa del Siglo XIX.

Destacado pintor francés impresionista, en la segunda parte de su carrera se interesó por la pintura de cuerpos femeninos en paisajes. A menudo se inspiraba en pinturas clásicas renacentistas y barrocas. Renoir ofrece una interpretación más sensual del impresionismo, más ornamental y bella. No suele incidir en lo más áspero de la vida moderna, como Manet o Van Gogh.

Siempre mantuvo un pie en la tradición en relación con los pintores del siglo XVIII que mostraban la sociedad galante del Rococó. También en sus creaciones muestra la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son trabajadores, que se divierten dentro de un ambiente fácil y  agradable.

También se le puede emparentar con Henri Matisse, a pesar de sus estilos distintos. Del mismo modo trató temas de flores, escenas dulces de niños y mujeres y el desnudo femenino. Así recuerda a Rubens por las formas gruesas. En cuanto a su estilo y técnica se nota en él un fuerte influjo de Corot.

Renoir posee una vibrante y luminosa paleta que hace de él un impresionista muy especial. El palco, El columpio, Baile en el Moulin de la Galette y Las grandes bañistas son sus obras más representativas.

En 1854, abandonó sus estudios en la escuela y fue enviado al taller de los hermanos Lévy para aprender el arte de la pintura en porcelana. De esta manera el aprendiz fue tomando el gusto al oficio acudiendo a cursos gratuitos de dibujo.

Tras unos meses de aprendizaje mostró un rápido progreso y se le confió la realización de trabajos más experimentados. Gracias a Émile Laporte, uno de los obreros de los Lévy, pudo practicar la pintura al óleo al permitirle hacer uso de sus telas y sus colores.

De niño vivió muy cerca del amplio patio del Louvre, por lo que entraba en el antiguo palacio real convertido en museo después de la Revolución. Su sensación orgánica y casi física de formar parte de la ciudad dejará una huella en su trabajo artístico.

De este modo veía belleza en las angostas calles del París medieval, en la abigarrada arquitectura gótica, en las vendedoras del mercado sin corsé. Por ello mismo sufría ante la destrucción del viejo París ya que vivió la época de las grandes reconstrucciones de la ciudad.

Bueno
Colección privada parisina